jueves, 21 de febrero de 2013

Con el tiempo uno aprende la sutil diferencia entre agarrar la mano y hacer palpitar el corazón. Que hacer el amor no es lo mismo que acostarse. Tener compañía, no significa sentirse seguro. Y los besos, no son contratos. Uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Con el tiempo aprendes que, sólo quien es capaz de quererte con tus defectos, sin pretender cambiarte, te puede llegar a hacer feliz. Entiendes que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano (y sobran!) y quien no lucha por ellos, tarde o temprano, se verá rodeado de falsas amistades. Que disculparse es capaz de hacerlo cualquiera, pero que perdonar sólo es de personas grandes. Que cada experiencia vivida es única e irrepetible. Aprenderás a construir tus caminos en el "hoy" porque el "mañana" es demasiado incierto para hacer planes. Y que forzar las cosas para que sucedan sólo llevará a que, al final, se estropeen.

domingo, 3 de febrero de 2013

Hay personas a las que las despedidas les producen sarpullidos, como si despedirse de alguien fuera necesariamente sinónimo de dolor pero lo cierto es que no todas las despedidas duelen porque existen tantos tipos de despedidas como personas hay en el mundo. Existen las despedidas de amor. Siempre tristes. Siempre dolorosas. En las que se cierra una puerta con la esperanza de abrir otra. Las despedidas banales. En las que aparentemente nada cuenta, nada importa, hasta que el hueco del sofá te dice todo lo contrario. Despedidas llenas de miedo, de terror por lo que se esconde detrás de ellas. Especialmente cuando lo que se esconde es lo desconocido. A mucha gente le gusta maquillar una despedida con un reconfortante para siempre. A mi no. Cuando me despido de alguien, nunca echo la vista atrás. Para mi, sólo hay una manera de decir adiós y es decir: Hasta nunca! 

No hay prisa cuando sale el sol, en la mañana de una noche larga, después de las vueltas y el alcohol, en tus pupilas el mundo cambia
De pequeña aprendí que ante un problema sólo puedes hacer dos cosas: hacerle frente, encararte a él, mirarle fijamente a los ojos y luchar o huir, poner tierra de por medio y alejarte para siempre. Pero a veces, el problema, escapa a tu control, y te arrolla como un Tsunami. No puedes hacerle frente ni tampoco huir y al final, sólo te queda una opción: esperar a que la ola pase y cruzar los dedos para que  no te lleve por delante.

Escuché una vez a un viejo decir en un bar que el hombre, con el tiempo, se acostumbra a todo. Se acostumbra a vivir en Laponia a menos 40 grados o en Libia a más de 40. Se acostumbra a estar en silla de ruedas, a perder un brazo o a no tener padre. Decia ese viejo que era la estupida manera que tenemos de poder ser felices. Pero hay cosas a las que no te acostumbras ni con todo el tiempo del mundo. No te acostumbras al hueco vacío al otro lado de la cama. Nunca te acostumbrarás a no ver su sonrisa o a dejar de pedir dos copas en un bar o a comprar dos entradas a un concierto. A no notar su olor y sus besos, ni a que se te reviente el alma cada vez que te miras al espejo y te das cuenta de que eres el jilipollas más grande del mundo por haber dejado escapar al amor de tu vida



Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta. Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable. Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados. Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos y que los que escapan de ella estarán condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas. Ah!, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto... cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahí, cuando estés muy enamorado de ti, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien. Nos hicieron creer que el gran amor sólo sucede una vez; generalmente antes de los 30 años. Pero no nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado. Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, pero en el que la violencia, se practica a plena luz del día