lunes, 8 de diciembre de 2014

Estamos conociéndonos rápidamente y dejándonos ir a la misma velocidad. Damos nuestros datos y los escondemos igual de rápido. Constantemente nos conectamos y desconectamos. Rechazamos cualquier cosa que parezca remotamente una cita o cualquier tipo de situación donde alguien podría resultar dañado. Pero, ¿por qué? ¿de dónde salieron todos estos rechazos? ¿cuándo nos convertimos en una generación que no termina nada¿ ¿cuándo empezamos a rendirnos a mitad de camino sólo porque preferimos irnos a casa que ver lo que podría estar esperándonos al otro lado? ¿cuándo dejamos de querer jugar y nos empezamos a convertir en esos niños que sólo miran el juego? En algún momento del camino nos volvimos menos atrevidos, con menos confianza y menos agallas. En algún momento del camino decidimos que era más fácil rechazar a las personas que darles una oportunidad:
1. Tenemos miedo.
Es más fácil dormir por las noches si sabes que te alejaste. Es más fácil decir que fuiste tu quien terminó. Es más fácil dañar a alguien antes de que esa persona tenga la oportunidad de hacerte daño a ti. Pero, ¿es mejor estar solo y perder oportunidades o es mejor arriesgarse a sufrir un poco?
2. Nunca es el momento indicado.
¿Cuándo es el momento indicado para conocer a alguien? ¿cuándo es el momento indicado para tener una relación? Noticias de último minuto: no existe el momento indicado para enamorarse. O sucede o no sucede. No pasa cuando estás lista financieramente o cuando estás emocionalmente preparada. No sucede cuando has decidido que es el momento y todo está en orden. Sucede cuando no estás listo. Sucede cuando tu vida está en caos y eres un puto desastre.
3. Pensamos que son demasiado buenos para nosotros.
Asumir que alguien es demasiado bueno para nosotros es sacar el corazón de tu pecho y entregarlo en bandeja de plata. ¿Por qué estás cediendo todo el poder? Todos somos iguales, especialmente en el amor. Sólo porque ella puede que sea la más guapa con la que has estado o él el chico más apuesto que conoces no significa que merezcan tu miedo. Rechazar a las personas porque tienes miedo de que te hagan daño es como retirarse antes de que comience la vida.
4. Ocultamos el entusiasmo por alguien.
La opinión de los amigos y desconocidos se ha convertido en una opinión válida en esta nueva cultura de citas que hemos creado. Solemos ocultar muchos datos de las relaciones que tenemos para evitar que se nos vea demasiado entusiasmados. Así evitamos que nos digan "te lo dije" si luego todo termina. Pero cuando se trata de amor, eso no existe. Si esa persona te hace feliz o podría llegar a hacerte feliz, entonces, ¿por qué tienes que ocultarlo? ¿por miedo a que salga mal?
5. Vimos algo y no lo podemos olvidar.
Ya sea un pequeño tic en su ojo o una risa extraña. Nos gusta encontrar algo que nos dé la razón para alejarnos. Porque todos estamos buscando la perfección y la perfección no existe.


- Candela Duato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario