No hay que desanimarse con las decisiones equivocadas que uno toma. Debes confiar en tu yo antiguo. Ciertamente tu yo con quince años pudo equivocarse por no estudiar aquella asignatura o tu yo de veintitrés por aceptar aquel trabajo. Pero fuiste tú quien las tomó y seguramente dedicaste un tiempo a reflexionarlas. ¿Por qué crees que ahora tienes el derecho a juzgar lo que él (tu yo antiguo) decidió?
Acepta quien eres, no tengas miedo de ser la persona en quien te has convertido con tus decisiones
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